"Y también fue el testigo de mi vida, eso lo habíamos hablado abiertamente muchas veces. ¿Sabes?, cada persona tiene a alguien, en el proceso misterioso y terrible de la vida, que es su abogado defensor, su acusador, su vigilante, su juez y al mismo tiempo su cómplice. Esa persona es su testigo. Es el único que te conoce de verdad, por completo. Todo lo que haces también lo haces en cierto modo para él y cuando tienes éxito te preguntas: "¿Se lo creerá?"... El testigo pasa toda la vida en el fondo de la escena. Es un compañero de juegos bastante incómodo. Pero no puedes -ni quieres tal vez- librarte de él"
Más que testigo, yo diría testigos, algunos de toda la vida, otros de largas temporadas, a veces perdidos y luego reencontrados. Aunque parezca estar hablando de muchas personas, son muuuy pocos. Recuerdo mis testigos desde la escuela y nuestros largas vacaciones compartidas, recuerdo mis testigos de adolescencia y juventud, aquellos que conocieron mi hogar de origen y luego la formación de mi propia familia, los que fueron entrando a mi vida en el trabajo, los que durante un tiempo vi muy seguido y luego continuaron por otros caminos, a las que después de muchos años reencontré (¡por Facebook!), los que llegaron hace relativamente pocos años y, last but not least... a Isabel, que se fue para siempre...
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