jueves, 22 de abril de 2010

El Citroen 11 Ligero


El automóvil se estacionaba frente a la casa de Bulevar España, aquellos domingos en que "las chicas" venían a pasar la tarde jugando con las abuelas al rummy-canasta. Era negro y muy brillante. De él descendían las dos señoras (señoritas), mayores, elegantes y canosas; parecían tan independientes... La niña se asombraba, ¡una de ellas manejaba!, la de la gran nariz aguileña...

Eran dos amigas que las tres abuelas recibían con toda efusividad (tiempo después la niña descubrió que eran parientes de los parientes de Salto). Con curiosidad, las veía llegar desde la ventana de la habitación que llamaban el Escritorio, y oía que se saludaban unas a otras al abrirse la puerta de calle para dejar a "las chicas" pasar; después las veía entrar por la puerta de la izquierda, la del lado de la Sala y venir hacia donde ella estaba, muy altas, flacas y conversadoras.

Entonces comenzaban los preparativos. Hacia la izquierda del Escritorio, armaban una mesa cuadrada con la parte superior de fieltro verde, se sentaban en torno a ella y comenzaban a jugar, charlar y comer algunas delicatessen que tal vez “las chicas” habrían traído.  Abú se sentaba de espaldas a la gran ventana que daba sobre Bulevar España, con Tata a su derecha, y "las chicas" en los otros dos lados de la mesa, mientras Mama, sentada en su sillón de color chocolate, en la otra punta del Escritorio pero también junto a la ventana, participaba en las conversaciones y al mismo tiempo miraba y criticaba a todos los que pasaban por la vereda, en un Bulevar España muchísimo más tranquilo que el de hoy (circa 1960).

La niña se seguía asombrando...¡Las abuelas tenían amigas! ¿Entonces las personas viejas también tienen amigos? La tarde iba pasando entre "manos" de baraja y charlas. Al caer la nochecita, se levantaba la mesa de rummy-canasta, “las chicas” se despedían hasta el domingo siguiente, volvían a subir a su reluciente auto negro (¡las puertas se abrían al revés!) y se marchaban Bulevar España abajo hacia donde la niña ni siquiera se preguntaba adonde.

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