Llueve y hace frío. Escribo en un lugar sin electricidad. En realidad, anoche "me observaba desde afuera" escribiendo en mi nueva computadora de última generación, alumbrada por la luz de un candil, porque el generador se rompió. Me acompaña la radio a pilas, están recitando un "compuesto", una historia de dramas camperos que casi siempre terminan dramáticamente, a veces haciendo una cruz de cuchillos en un duelo criollo.
Estoy a muy pocos quilómetros de la "civilización", pero a años de la misma en varios sentidos. Al no haber llegado todavía la electricidad que, en general, todos damos por sentada en nuestra vida cotidiana, es necesario buscar soluciones alternativas para temas resueltos que se convierten en problemas, como por ejemplo la conservación de los alimentos (¿ heladera a supergas? ¿compramos hielo?), darse un baño caliente (¿calefón a supergas? ¿calentador de alcohol? ¿calentar agua y darse un baño de "balde ducha"?), la televisión cable (imposible tenerla, sólo tenemos acceso a dos canales de aire), y ni hablemos de un horno microondas (que dicho sea de paso, no me gusta) y demás electrodomésticos. El generador a nafta sólo se prende después de caer la noche.
Pero la falta de electricidad y en consecuencia, de televisión el día entero, hace que se descubran otras cosas muy buenas que quedan en general olvidadas, principalmente las charlas en familia.
Dejo por aquí mis reflexiones para no gastar toda la batería de la computadora, y porque escucho el sonido de las chispas en la estufa a leña recién encendida. Quiero acercarme a ella porque llueve y hace frío.
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