Al tercer día nos levantamos, desayunamos y nos fuimos a tomar mate al parque Güiraldes, junto al río Areco, para hacer tiempo hasta la hora en que las cosas empezaran a abrir (10:30 a 11:00). Teníamos la esperanza de que todo estuviese abierto, por ser sábado y debido a la información recibida de la Dirección de Turismo.
Pero fuimos otra vez hasta el Museo Güiraldes, cerrado, pasamos por frente al Zoológico y Jardín Botánico, cerrado, y fuimos finalmente hasta el platero ubicado en la calle Matheu 433, quien tiene también una muestra de antigüedades criollas; ese artesano (nos dijeron que es también director de otro museo del lugar) salía en el momento que llegamos, y nos dijo que su muestra estaba cerrada (aunque estábamos dentro del horario publicitado).
Nos quedamos finalmente en la casa de al lado, llamada "La Olla de Cobre" donde hacían chocolates artesanales típicos del lugar. En ese momento, a la vista, estaban preparando huevos de pascua, pero no me animé a llevar ninguno porque seguramente no iban a llegar sanos. De todas formas, me llevé unos cuantos chocolates, lo que me generó el problema (que no se me ocurrió en el momento) de como hacerlos llegar a destino sin que se derritan.
Después de dejar los chocolates en la Posada, nos fuimos a conocer la Parroquia de San Antonio de Padua. Justo llegamos en el momento en que había una visita guiada, a la que nos plegamos. Me plegué en realidad, porque mi marido quería irse enseguida. La parroquia me pareció muy linda y fue muy interesante lo que la guía contaba, aunque le pesqué un par de gruesos errores: dijo que representaba a María Magdalena una imagen que era claramente masculina y que representaba a San Juan al pie de la cruz, y dio una explicación absurda sobre el significado de "teniente cura" demostrando su falta de conocimientos. Dijo que antiguamente se acostumbrara a dar a algunos curas grado militar, por eso lo de teniente!!! No tenía ni idea que se llamaba "teniente cura" al ayudante del párroco, por eso (según ella misma explicó) ayudaba al párroco, bautizaba, confesaba, pero solo el párroco podía dar Misas.
De allí nos fuimos a almorzar al muy recomendado por todos "Almacén de Ramos Generales", que realmente está muy bien amueblado de acuerdo a su nombre y donde se come muy rico. Mi almuerzo de todos los días, en los diferentes lugares de San Antonio de Areco, fue asado de tira con ensalada, muy buenos, pero no mejores que los que como habitualmente aquí en Uruguay.
Después, ¡la dichosa siesta!! Tanto que otra vez me dormí. A eso de las 5, bajé a leer sentada bajo los árboles del muy agradable, fresco y verde jardín interior de la Posada porque ya no aguantaba más tanto descanso.
La tarde la dedicamos a buscar un lugar donde comprar una conservadora para traer los chocolates y mantenerlos frescos, recorrimos más plateros y anticuarios, fuimos hasta un patio de bailes criollos que hay junto al río, en donde ponen música de diferentes ritmos tradicionales (gato, huella, escondido, etc.) y la gente que quiere, los baila. Un poco más tarde, nos fuimos a conocer Vagues, un pueblo cercano y de rebote, tomamos por un camino de vuelta a Areco que nos mostró un barrio de impresionantes mansiones y casas quintas muy lindas, y que no tenían ni un solo cartel indicador.
Volvimos a la costanera del río, buscamos un lugar donde comernos unas empanadas argentinas y nos volvimos al hotel. Hoy nos levantamos, desayunamos y nos vinimos, y aquí estamos, comenzando la segunda etapa de mis vacaciones, en el Hotel Horacio Quiroga, junto a la represa de Salto Grande.
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