Después de haber probado, con aprobación en la Posada de la Plaza, las tres condiciones que exijo personalmente de los alojamientos para estar a gusto y disfrutarlos al viajar (una buena, cómoda y limpia cama, una excelente ducha y un buen desayuno -en este caso no el desayuno buffet de los hoteles, pero sí el una casa como la mía en un domingo especial, recomiendo especialmente una deliciosa torta de limón), nos fuimos a dar una recorrida por el pueblo en auto.
Fuimos descubriendo un lugar con aspecto próspero, de gente amable. La mayoría de las casas tienen un estilo antiguo, colonial, y son recicladas. Hay mucha casa con apariencia típica de pueblo, de esas que de la calle solo se ve una puerta y dos ventanas, con el techo plano, y en las que al entrar se descubren muchas habitaciones y unos jardines interiores que muchas veces son espectaculares. Obvio, hay que tener en cuenta que anduvimos por el Casco Histórico y sus alrededores. Pero por ahora no encontramos ninguna parte muy fea o pobre. Cada lugar por el que pasamos nos mereció un comentario de ¡Mirá que lindas casas! No llego a percibir si las casas son auténticamente antiguas o si las nuevas también se construyeron en el mismo estilo. Pero el efecto general es muy agradable, en mi opinión, claro.
Fuimos hasta la Avenida y el parque que costean el Río Areco, donde una amable funcionaria de la Dirección de Turismo, a donde entré en busca de información, me orientó como llegar a varios lugares y me aconsejó sobre donde encontrar plateros y sogueros. De allí, pasando por la puerta del Jardín Zoológico y Botánico de animales y plantas de la región, que estaba cerrado, nos fuimos a uno de los motivos que nos hicieron venir a Areco, el Museo de Molina Campos.
En realidad se llama Museo Las Lilas, y está dedicado a la pintura de Florencio Molina Campos. Está muy, pero muy bueno. El sonido de una guitarra con sones camperos y volumen agradable, fue el fondo que nos acompañó por nuestro recorrido del museo, donde fuimos viendo las diferentes etapas de las pinturas de Molina Campos, su famosa época de publicación de los almanaques de Alpargatas (1933-1945), su época de colaboración con Walt Disney y de vida en Estados Unidos, y las diferentes pinturas de episodios de la vida de su personaje Tiléforo Areco, un gaucho que se ennovia, se casa, hace como el hornero y construye su rancho de terrón, y tiene un hijo, que aprende a caminar y va a la escuela, todo en diferentes pinturas donde llaman la atención detalles como las venas que se marcan los brazos denotando esfuerzo, un perro rascándose en un rincón, las expresiones de los ojos...
El museo tiene también un barcito donde se puede comer algo y donde nos pasaron un audiovisual de 15 minutos sobre "La Vida de Tiléforo Areco" que también está muy bueno. Después de tomarnos un refresco y un whisky sentados en el patio del Museo -lugar muy agradable-, de entrar a la tienda de recuerdos que también hay allí para finalmente llevarnos el disco de la música que habíamos escuchado y un libro recién publicado por el Museo, incluyendo toda la obra de Molina Campos, y por último, después de sacarse M. una foto con la reproducción en tamaño natural de Tilésforo Areco y su caballo que hay a la entrada, nos fuimos a buscar donde almorzar.
Después, la hora de la siesta. La siesta es sagrada en Areco y no hay nada abierto hasta las 4 y media o 5 de la tarde. A mí, que no duermo siesta, la hora se me hizo larguísima, tanto que acabé durmiéndome yo también...
A eso de las 6 de la tarde, salimos a visitar plateros y sogueros, pero nos topamos con algo que no es favorable al turista en Areco: que todos trabajan por encargo. Y alguien que se queda un par de días no puede esperar... Después de estar en un par de lugares en los que el artesano nos recibió muy amablemente y con los que estuvimos charlando un rato, volvimos a pasar por frente al Zoológico y Jardín Botánico, que seguía cerrado, y decidimos irnos a la plaza principal, donde está el museo y taller de platería Draghi.
Allí nos mostraron un audiovisual de como se hace todo el proceso de elaboración de rastras, cuchillos y demás implementos de platería gauchesca, fuimos al taller donde vimos como se hacía un cuchillo, desde el dibujo del proyecto en adelante, recorrimos el museo y finalmente fuimos a la parte de ventas, donde me tenté con un colgante con mi inicial muy trabajada, que me encantó y que ahora voy a buscar (ayer no tenía conmigo la tarjeta de crédito!!!)
Nota: M. pregunta qué estoy escribiendo si ayer no hicimos nada...
No hay comentarios:
Publicar un comentario