Dado que una tos pertinaz e impertinente me impide dormir, voy a aprovechar para contar (conectada a Wi Fi desde la habitación de la muy antigua y agradable Posada de la Plaza ¡la tecnología de estos días me sigue maravillando! ¡Parece mentira todo lo que pasó desde aquel lejano día en que, a mis 7 años, comenzó la televisión en el Uruguay!), como decía, voy a aprovechar para empezar a hacer este pequeño "diario" de las vacaciones que nos trajeron a San Antonio de Areco en la Provincia de Buenos Aires, Argentina, y que también nos llevará, si Dios quiere, a las Termas de Salto Grande, en el Hotel Horacio Quiroga, en Salto y a la Fiesta de la Patria Gaucha, en Tacuarembó, ambos ya volviendo a Uruguay.
Lo primero que nos llamó la atención, dado que nunca habíamos estado allí, fue el cruce por el Puente Internacional San Martín en Fray Bentos, y la tan mentada planta de ex-Botnia, hoy UPM, que tantos problemas causó entre Uruguay y Argentina. Desde la ruta, la planta no me pareció tan grande y ¿contaminante?, y la impresión al llegar al puente fue de ¡cuantos camiones! Los autos que había eran pocos y nos pusimos en una fila. El cartel que dividía a los que iban llegando en "vecinos" y "turistas" no parecía estar haciendo ninguna división, porque finalmente todos paraban, estacionaban y se bajaban, sin ningún cartel indicador, en un único lugar donde se pasaba, de un mostrador que registraba la salida nuestra y de la camioneta de Uruguay, a otro que registraba la entrada a Argentina y a otro que era Aduanas, en todos los cuales nos pusieron un sello en un papelito blanco, que más adelante un gendarme nos retiró, a yla entrada de la Provincia de Entre Ríos, en Argentina.
Cruzando el puente, aparte de mirar el ancho Río Uruguay (¡lindo río, siempre le tuve cariño!), sentimos mal olor, como olor a caño, a pozo negro. Fue solo un instante, pero quedó la duda ¿Será la planta de UPM? Seguimos atravesando carteles de "Fuera Botnia" y "Queremos estar Entre Rios limpios", pasamos por Arroyo Verde, donde estaba el piquete, y donde quedan un par de carteles rotos y la carcasa de un viejo ómnibus ya oxidado y seguimos, en nuestra camioneta con chapa de Uruguay en medio de autos con chapas argentinas, hacia Gualeguaychú.
Yo me sentía inquieta, recordando aquella vez, hacia diez años, en que nos pararon, al pasar por Entre Ríos rumbo a Corrientes, y nos pusieron una multa, después de buscar mil motivos para hacerlo, por no llevar extinguidor (el viejo "Bomberito" que esta vez sí trajimos). Entonces supusimos que el gendarme lo había hecho para coimearnos, pero directamente pagamos la multa para poder seguir viaje. Nada pasó esta vez.
Seguimos sintiendo olores varios, a humedad, a chancho, a barro, olores comunes pero no agradables, y viendo todo muy verde, pero daba impresión de desprolijo. Pasamos por una zona muy industrializada (¿Por qué tanto lío con Botnia, si ellos tienen mil industrias instaladas bastante cerca del río?, comentamos) Pasamos por el borde de la ciudad de Gualeguaychú (yo muy consciente de nuestra calidad de uruguayos) deseando salir de una vez, y finalmente tuvimos que parar a una persona, que nos respondíó muy amablemente, para confirmar si íbamos por buen camino hacia la ruta 14.
Después, todo fue autopista y carreteras con mucho tránsito de camiones, los carteles que marcaban la ruta hacia Buenos Aires (¡qué alivio cuando vi el cartel de "Bienvenidos a la Provincia de Buenos Aires"), consultas a los mapas que llevábamos y que no estaban muy exactos, los enormes puentes que pasamos sobre el río Brazo Largo, sobre los Paraná Guazú y de las Palmas, y finalmente el cartel que marcaba el desvío hacia San Antonio de Areco. Salimos de Lagomar a las 09.30 y llegamos a Areco a las 18.30, habiendo parado solamente para almorzar antes de cruzar, en Mercedes, Soriano (¡que linda está!, hacía tiempo que no iba) y a la entrada de San Antonio de Areco, a cargar nafta.
Nuestra primera impresión del lugar fue muy buena (la posada tiene un cartel a la entrada de "edificio significativo" y cuando llegamos la estaban filmando para un programa de televisión), mucho verde en la plaza Gomez que está frente a la posada, y que tiene unos sauces llorones centenarios.¡Y el jardín interior de la Posada, una belleza! Nos dimos una primera, pequeña recorrida por el casco histórico de Areco y visitamos algunos artesanos plateros. M. se sintió un poco desilusionado de no localizar, por ahora, el tipo de trabajo de platería que vio por Internet, ni los guasqueros (sogueros les llaman aquí) que está buscando, pero veremos que pasa hoy, recién llegamos...