"¡Vamo´ arriba la Celeste!!!"
En estos días de alboroto mundialista, muy oportunamente leí un artículo que explica de alguna forma por qué el fútbol produce ese efecto en sus fanáticos y, en estos días, en todos nosotros.
Está escrito por Carlos Byington, brasileño, quien es (según se lee al pie del artículo) "Médico Psiquiatra y Psicoterapeuta. Miembro fundador de la Sociedad Brasileña de Psicología Analítica y Miembro de la Sociedad Internacional de Psicología Analítica. Educador, Historiador y creador de la Psicología Simbólica Junguiana."
Resumiendo las partes que más me llamaron la atención, comienza diciendo que "el fútbol es un gran ritual del pueblo". "Los juegos de masa, canalizadores de intensas emociones colectivas," son "grandes rituales de una cultura que vinculan permanentemente lo que es vivido en la superficie y en la profundidad del alma de un pueblo."
"El fútbol es un espectáculo colectivo que se torna ritual en la medida en que identifica a los espectadores con el drama que se desenvuelve en el campo." "El público puede participar a través de la identificación dramática. Esta identificación es proporcional al entusiasmo demostrado por la asistencia".
"La importancia de los fenómenos rituales se revela de forma clara en el espacio donde ellos ocurren. La delimitación de este espacio consiste en una verdadera sacralización, hecha frecuentemente a través de mandalas, que son formas geométricas centralizadas, tales como círculos, cruces, cuadrados y rectángulos. En sánscrito, mandala quiere decir círculo y da origen a las formas circulares o cuadrangulares que sirven para meditación en las Yantras del Yoga tibetano y allí se tornan círculos mágicos."
"El campo de fútbol es un mandala contenido en otro que es el estadio y en un tercero que es la ciudad, el país y hasta el Planeta." "El hecho de que la pelota sea redonda para rebotar y rodar mejor no nos debe impedir verla también como símbolo. Ya Platón consideraba a la esfera la forma más perfecta de la geometría. Innumerables culturas expresan a través de la esfera y del círculo sus símbolos de totalidad, por ser formas geométricas donde no se puede diferenciar el principio del fin."
"El mandala del campo contiene, delimita y propicia el desarrollo de la tensión necesaria a la acción dramática, pues es forma y símbolo. Éste es, al mismo tiempo, espacial, vivencial y emocional también: delimita a los que juegan, a los que hacen barra en las bancas y en casa, separándolos físicamente para reunirlos emocionalmente como un todo durante el desarrollo dramático. La identificación hincha-jugador es muy favorecida por la cobertura de la prensa que convierte al espectáculo en el más íntimo de todos".
"Esta identificación llega a tal punto que precisa ser limitada y contenida, sin lo que no sería posible la acción dramática: entre el campo y la hinchada hay un foso y policías listos para contener el alma desbordante de los más exaltados. Esta delimitación física es necesaria para favorecer la identificación emocional, que así puede alcanzar con seguridad el grado intenso de entusiasmo necesario para que el pueblo se torne también agente del drama a desenvolverse."
"El fútbol es el encuentro de dos equipos opuestos controlando el balón con los pies e intentando llevarlo al gol contra el adversario. Su función superficial aparente es el ejercicio físico de los jugadores y el entretenimiento de los asistentes. Entre tanto, visto en sus significados simbólicos, el fútbol es un ejercicio de confrontación de opuestos, durante el cual varias emociones son elaboradas, esto es, liberadas, ejercidas, conocidas y adiestradas.""El fútbol se caracterizó desde su inicio como un encuentro entre opuestos, donde el conflicto comunitario es admitido, ejercido y subordinado placentera y agresivamente a un fin pacífico."
"Durante el predominio patriarcal en la cultura, en lugar del juego, teníamos el torneo. El vencedor, representante de un feudo o de una nación, derrotaba, hería y frecuentemente mataba al adversario". En el fútbol, "el ser humano aprende a superar el patrón represivo y a ejercer la relación dialéctica de los opuestos de forma creativa y no destructiva"
"La finalidad del fútbol es bregar con innumerables emociones principalmente la agresividad, la ambición, la afectividad grupal, la competitividad, la esperanza de la victoria y la depresión de la derrota y convivir creativamente con ellas, organizándolas en función del centro, esto es, del gol. El goleador es el héroe." " La diferencia es que en el fútbol no se expresa el héroe patriarcal que mata al dragón sino el héroe de alteridad que enfrenta al dragón y rescata el tesoro sin matarlo. Los jugadores de fútbol son los héroes del pueblo, y el goleador es el mayor de todos.
Identificados con los jugadores en el ritual dramático, sentimos que ellos realizan proezas físicas y psíquicas tremendamente gratificadoras. Las proezas físicas son maravillosas para ver y se tornan símbolos psíquicos usufructuados por el hincha. El gol contra el adversario es defendido por un equipo igual al nuestro. Para llegar a él, tenemos que enfrentarnos a emociones y temores intensos, y tenemos que atravesarlos a través de la maniobra, del dominio de la pelota, de la intuición, planeamiento, acción, velocidad -en fin, todo lo más humano que hay contra todo lo humanamente igual. El carácter imprevisible del juego hace que toda suerte de emociones surja entre el héroe y el gol. De esta manera, la acción dramática de los 90 minutos es un símbolo pujante del proceso de lucha que una persona tiene en la vida para alcanzar sus metas. Es interesante notar que el espacio ritualizado es representado por el mandala cuaternario (el campo), que está siempre asociado a fenómenos humanos de totalidad, y el tiempo de 90 minutos evoca el número 3 como indicio del proceso evolutivo de la vida, cuyo ejemplo más ilustrativo es la duración denuestra gestación."
Identificados con los jugadores en el ritual dramático, sentimos que ellos realizan proezas físicas y psíquicas tremendamente gratificadoras. Las proezas físicas son maravillosas para ver y se tornan símbolos psíquicos usufructuados por el hincha. El gol contra el adversario es defendido por un equipo igual al nuestro. Para llegar a él, tenemos que enfrentarnos a emociones y temores intensos, y tenemos que atravesarlos a través de la maniobra, del dominio de la pelota, de la intuición, planeamiento, acción, velocidad -en fin, todo lo más humano que hay contra todo lo humanamente igual. El carácter imprevisible del juego hace que toda suerte de emociones surja entre el héroe y el gol. De esta manera, la acción dramática de los 90 minutos es un símbolo pujante del proceso de lucha que una persona tiene en la vida para alcanzar sus metas. Es interesante notar que el espacio ritualizado es representado por el mandala cuaternario (el campo), que está siempre asociado a fenómenos humanos de totalidad, y el tiempo de 90 minutos evoca el número 3 como indicio del proceso evolutivo de la vida, cuyo ejemplo más ilustrativo es la duración denuestra gestación."
"Otro número que expresa la totalidad es el número de 10 jugadores. El 11° es el arquero, símbolo de los otros 10 y, por defender del gol, todo puede, inclusive tocar la pelota con las manos. La necesidad de un 11º, de un jugador diferente de la totalidad de los otros 10, está vinculado con la naturaleza específicamente simbólica del gol que es la meta. El arco de gol está dentro y fuera del campo, así como el arquero forma parte del equipo pero se sitúa fuera de las reglas de los otros. Sucede que el gol se halla asociado al centro del espectáculo y, por tanto, ésta la parte más sacralizada e íntima de todo el espacio dramático. Su característica de meta, que lleva al espectáculo al éxtasis, otorga a quien lo defiende características de totalidad del cuerpo al bregar con la pelota. Es importante señalar que el técnico del equipo es el 12º jugador que planea la estrategia de la lucha y sufre con ella desde el comienzo al fin."
"El fútbol trabaja con emociones fundamentales, como, por ejemplo, la agresividad, la competencia, la envidia, la crueldad, la depresión, el orgullo, la vanidad, la humillación, la amistad, la cobardía, la rivalidad, el fingimiento, la traición, la euforia de la victoria o la depresión de la derrota y muchas otras. Prácticamente todas las emociones humanas pueden ser objeto de elaboración, aprendizaje y control durante un juego." "Un equipo que se lanza al ataque en conjunto, activa el coraje y la ambición del jugador-hincha en busca del gol." "Esta confrontación de cualidades humanas al servicio de la invasión, por un lado, y de la resistencia, por otro, que luego van a invertirse en un contra-ataque, desarrollan enorme agresividad en el ser humano por el ímpetu de alcanzar el centro del otro equipo y marcar el gol. La energía vital necesaria para que un jugador se lance de cuerpo entero al aire para cabecear un cruce sólo es posible frente a un enorme espíritu
de lucha. Las frustraciones inherentes a la mayoría de las jugadas, en ocasiones acompañadas de dolor físico en las entradas más violentas, despiertan también un intenso antagonismo y agresividad.""La mayor frustración que un jugador da a su hinchada no es perder el juego, sino ser expulsado del campo por descontrol emocional. Psicológicamente, esto es significativo, es sobre todo en la frustración de la derrota cuando el jugador más lleva adelante su obra de educación emocional. Atravesar la vivencia depresiva de la derrota, jugando sin descontrolarse, es emocionalmente una proeza aun mayor que la victoria. Nada, sin embargo, es más anti-heroico en el juego que la tarjeta roja, símbolo del infierno como castigo por la posesión de la conciencia por la agresividad." (a menos que sea una tarjeta roja como la de Suárez el otro día, al que se le dijo que se "sacrificó" por el equipo)
"Es durante el juego y al calor de las emociones que el fútbol enseña la ética en la medida en que lo cierto y lo errado son identificados y diferenciados a través de los gestos y silbatos del juez. La ética no es sabida solamente por el juez e impuesta al drama desde fuera hacia dentro del juego. La relación ética emerge dentro de la propia acción dramática donde el árbitro, espectadores y jugadores forman un todo en relación con el gol. Es muy importante simbólicamente el hecho de que el árbitro calce botines como los jugadores y corra entre ellos todo el tiempo. El árbitro se torna así el representante de la función ética común a los dos equipos. La decisión ética es extraordinariamente creativa y vivenciada profundamente porque emerge junto con los sucesos más emocionales del juego. Por eso, todos los hinchas participan de la discriminación de lo cierto y de lo errado junto con los jugadores, que es revelada a la conciencia colectiva dramática y creativamente por el árbitro durante el juego." "Otra discriminación ética muy importante en el fútbol es la que distingue entre culpa y dolo, entre buena y mala fe en las jugadas más violentas, donde la mala intención suele ser castigada con la tarjeta roja".
"El arco de gol es espacial y emocionalmente la esencia del equipo. El área chica matiza el espacio alrededor del gol con características especiales- dentro de ella nadie puede tocar al arquero. Alrededor de ella está el área grande, donde el arquero puede tomar la pelota, pero sin poder salir del área con ésta en las manos. Otra gran característica es que cualquier falta hecha por la defensa dentro del área grande es una falta máxima (penal) para la defensa, pero no para el ataque. El arco es el altar. Es el espacio sacralizado para la vivencia del éxtasis. "...es el único espacio delimitado en tres dimensiones, pues el campo lo es solamente en dos. El arco es el espacio más íntimo y especial del campo y, sin embargo, lo trasciende: está en el campo y, al mismo tiempo, fuera de él. Eso da al gol el carácter de símbolo del centro que, en la personalidad, es ocupado por el Arquetipo Central, que controla todos los demás arquetipos y cuyos símbolos de totalidad dan la noción más íntima de lo sagrado y del tesoro buscado por el héroe en las leyendas y mitos."
"El gol es el mayor símbolo del fútbol. Representa la muerte simbólica del adversario y alcanza intensa profundidad porque el mandala del campo permite que, a través del centro, todo comience de nuevo y el equipo que murió en la derrota renazca y vuelva a luchar". "Es interesante verificar en la práctica, que cuando un equipo marca un gol, hay una reacción intensa del adversario para empatar. El jugador y la hinchada saben que el gol no es un acontecimiento lógico. Depende siempre de la oportunidad, del destino, de algo ligado al misterio de la creatividad y de la vida y que trasciende las leyes de causa y efecto. A veces, el jugador tiene todo para anotar y no lo hace. Se habla de magia, de hechizo, de gol cerrado. O es día en que el artillero está con garra. Y entra todo. Es la superstición queriendo dar forma a lo indescriptible y explicar lo incomprensible. Pero todos saben que el gol surge como una revelación, exactamente como las soluciones en los misteriosos caminos de la vida. A veces tenemos la premonición de que el gol va a ser hecho incluso antes de que el jugador patee. Es la vivencia profética tan común en el fútbol. Por eso, todo tiro en gol es un acto de inspiración, de fe, frente al cual el jugador y la hinchada saben que será lo que Dios quiera. Si no tuviera que entrar, no entra mismo. En ese sentido, suceden goles increíbles que traen victorias imposibles y que propician al jugador-hincha vivencias milagrosas, inherentes al tipo de las vivencias místicas que enaltecen la creatividad extraordinaria del Arquetipo Central del Self (sí mismo)"
Todo lo anterior queda bien ilustrado por la reacción del pueblo uruguayo ante la actuación de la Celeste en el recién finalizado Mundial de Sudáfrica.
Todo lo anterior queda bien ilustrado por la reacción del pueblo uruguayo ante la actuación de la Celeste en el recién finalizado Mundial de Sudáfrica.
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