Disfrutamos mucho toda la vuelta, los días en las Termas de Salto Grande y el Hotel Horacio Quiroga, que es como hacer un tratamiento termal intensivo y general, por fuera y por dentro, porque el agua termal se usa para beber bien fría, bañarse, lavarse la cabeza, nadar, zambullirse, hacer gimnasia acuática, dejarse masajear en un giacuzzi o ponerse una línea de cremas para después del sol, etc.; disfrutamos la visita a los parientes que viven en Concordia, Argentina; disfrutamos el recorrido de Salto a Tacuarembó por la ruta 31, por los viejos lugares de mi infancia y también por el resto de la ruta que no conocíamos, y que va de una zona de grandes naranjales a la salida de Salto a zonas de forestación al llegar a Tacuarembó, pasando por grandes extensiones ganaderas y de muchos ovinos, imagen rara en los últimos tiempos por el sur del país, y recorriendo un camino que va por lo alto de unas serranías, apreciándose desde arriba la zona de Arerunguá, con su monte en galería y paisaje ondulado.
Después, el Valle Edén y el excelente museo de Carlos Gardel, dedicado a demostrar que el cantor nació en Tacuarembó (más precisamente, en el mismo Valle Edén), y que vale la pena conocer. Frente al museo hay una posada (en la que nos quedamos por 2 días), donde se puede almorzar comida casera, especialmente a base de cordero (las milanesas y el asado de cordero estaban muy buenos).
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